Entrevista a Marco Camenisch realizada por John Zerzan

Lago de Lugano 12 Junio 2017

Camenisch: Siendo un muchacho pensaba que para valorar y analizar algo necesitaba ir a la raíz. El análisis primitivista, más que cualquier otro, va a la raíz de las cosas. Creo que es necesario para una comprensión auténtica, para entender las cosas más a profundidad. Para entender donde vivimos, cuales son las raíces, las causas profundas de toda esta mierda en la cual vivimos.

La gente dice que es una mierda, aunque piensa que quizá sea necesaria, que sin ella no se podría vivir. Para hacer una comparación, dicen que sin la medicina moderna y la tecnológica, muchas personas morirían. Pero no dicen cuantas personas mueren a causa de la medicina, una verdadera matanza.

Zerzan: Como decía al principio Matteo; hoy, estas ideas no van en aumento, no son populares como lo fueron, digamos, hace veinte años ¿Tú que crees?

Camenisch: Quizás lo que está creciendo es la dependencia, dependencia a los miles de nuevos autos, que son y hacen más veloces siempre, y que luego de dos o tres años parecen haber existido siempre. Aunque creo que están aumentando también las contradicciones; por un lado se aceptan las críticas a la tecnología y al sistema, mientras por otro aumenta la dependencia a todo eso. Aumentando el sentido de impotencia.

Al mismo tiempo, también aumenta la conciencia del nivel de dependencia y de cómo las cosas van siempre empeorando Hay siempre más tensión, siempre más enfermedades, y pienso que se pueda llegar a un punto de ruptura interior, a nivel psicológico; ese momento llega cuando el nivel de dependencia crece a tal punto que, por ejemplo, entre el 30-40% de las personas, de población urbana, no puede estar sin psicofármacos.

Zerzan: No es una solución satisfactoria. Es la otra cara de la moneda, por ello muchas personas están buscando algo más, a un nivel de conciencia desconocido, que no logran articular. El hecho es que no son felices de depender de las cosas.

Camenisch: Son un poco como conejillos en una jaula, que para librarse de la alienación, o para hacerla más soportable, creen que deber correr sobre la rueda, siempre más rápidamente.

Zerzan: Característico de nosotros, que debemos ir siempre más veloces.

Camenisch: Pero se llega a un punto de ruptura en el que debemos rendirnos. Creo que ya estamos en el abismo. Incluso lo afirman los líderes del mundo tecnológico, sus análisis más optimistas sostienen que estamos en un punto de no retorno y que debamos resolverlo.

Zerzan: A propósito de la ruptura de la cual hablas, pienso que es inevitable, se llegará a un punto en el cual la gente no podrá más. Pero no hay certeza de que así sea, ojalá no suceda nunca, quizás no se llegará nunca al punto en el cual la gente no pueda de verdad más ¿Tú qué piensas, crees que sea inevitable? ¿Que haya bastantes personas listas para rebelarse?

Camenisch: ¡Bien! La reacción como parte de la antigua teoría de la miseria: pero es aún peor, pues la gente está dispuesta a rebelarse, más que dispuesta tiene el deber, es decir, si no hay más agua ¿qué se hace? Se debe luchar para sobrevivir, luchar por agua. La Unión Europea tiene programas en las metrópolis de la región mediterránea para garantizar la electricidad –es decir electrodomésticos como la TV y la computadora, para mantener la manipulación y el control de mentes y de corazones en clave anti-insurreccional– y el agua, porque sin agua se rebelan incluso los más sumisos esclavos.

Nuestra sociedad ha sido creada para satisfacer, de la manera más completa posible, necesidades reales y necesidades creadas artificialmente. Si no puede hacerlo, si el sistema no puede satisfacer esas necesidades, entonces es normal que haya rupturas, la dirección que tomen después no puede saberse.

Ahora existe una nueva forma de fascismo, esa nueva derecha que se ve, por ejemplo, en Alemania. Si por un lado aumentan las tendencias de derecha, por el otro avanza la conciencia de lo que hay que hacer, de lo que se puede hacer. Aquí también el capitalismo es muy eficiente, vemos que productos ecológicos o locales, pueden servir como sustitutos de la actividad revolucionaria, al punto de convertirse en una auténtica obsesión. Se sabe que lo orgánico es una estafa, un engaño capitalista que conforma su “nueva” careta verde. Si observamos cómo se lleva a cabo la producción, al final queda muy poco de orgánico. Te dicen que vienen justo de al lado de tu casa, pero en realidad lo traen de, digamos, China, y tú repitiendo: “¡Quiero orgánico!”

Está decayendo el nivel de análisis y de conciencia, para sobrevivir en medio de todo (entre intentar la salvación y tener la conciencia tranquila) con comercio justo, mercado bio, etcétera. Bueno, también yo me doy el lujo de elegir qué comprar, prefiero alimentos sin tóxicos y cultivados de forma respetuosa con el ambiente, de acuerdo, pero creo que no hay que darle tanta importancia a estas falsas prioridades.

Zerzan: Así, todo se reduce a una cuestión de consumo.

Camenisch: Con ello colaboramos amablemente del consumismo capitalista.

Matteo: Me recuerda el eterno dilema entre creación y destrucción. El problema es cuando nos centramos solo en uno de estos dos polos: si queremos contrarrestar al capitalismo, al sistema tecnoindustrial, tenemos que considerar alternativas, y viceversa. Lo mismo ocurre con la dualidad individuo-comunidad, es una danza continua entre estos dos polos.

Camenisch: Creo que incluso entre los pueblos primitivos es una contradicción, no una contradicción elaborada, en el sentido de que sea producto de una reflexión o experiencia común. En nuestro caso ha sido armada, experimentada en el aislamiento de una persona individual, dentro de los límites de sus capacidades, necesidades, trabajo, etc. Todo ello a expensas del sentido de comunidad, de centrarse en resolver problemas comunes, porque solo al vivirlos juntos existen problemas colectivos que resolver, normalmente esta capacidad es dejada de lado y se pierde. Es una cuestión de comunicación, y la auténtica comunicación se da directamente, cara a cara, solo es posible en comunidad; y esto atraviesa tanto cuestiones colectivas como individuales que afectan a la comunidad.

Zerzan: Cierto, alguien dijo a Mondeggi: “se necesitan asambleas constantes para hacer funcionar las cosas”. No es en automático, implica trabajar todo el tiempo sobre las diferentes cuestiones, no es solamente a nivel organizativo sino también personal.

Camenisch: La cuestión es que a nivel psicológico nos mantienen bajo control, se trata del enorme poder manipulador de los medios, aunque todo empieza en la escuela, por supuesto. Se puede eliminar a muchas personas sin resolver nada. Por ejemplo, la gente que piensa; ah, la naturaleza (o la ecología) es una cuestión secundaria, y cosas así. Dicen: hagamos la revolución, después veremos. Yo pregunto: ¿Quieren hacer la revolución y recibir un páramo, un lugar donde no es posible habitar?¿Qué lógica tiene eso? Lo mismo sucede cuando mencionas sus contradicciones a tu querido y apreciado compañero, no hay respuesta.

Aunque pienso que discutir tiene sentido, incluso a un nivel mínimo, individual o grupal; combinándolo con la acción, según las capacidades, para difundir estas ideas a un mayor número de personas. No podemos esperar que las cosas vayan por donde queremos que vayan, o que cambien como lo deseamos. Lo único que podemos esperar es que nunca olvidemos la capacidad del análisis radical para concientizar a la gente. Quizá adoptar principios comunitarios con personas con las que se tiene contacto o que son más cercanas. Tal vez lo que aglutine no sea el primitivismo, quizá sean años de solidarizarse con presos, etcétera. Aquí, por ejemplo, personalmente los compañeros comunistas me son muy cercanos, pero es necesario repetirlo de vez en cuando, buscando claridad – no para una tendencia específica, sino como anarquistas en general -, “no obstante, ahora colaboramos solidarizándonos de corazón con ellos y con otros, pero si hacemos la revolución, la insurrección o lo que sea, sabemos perfectamente que llegará una fase de confrontación respecto a la cuestión del autoritarismo, porque ellos desean conquistar el Estado, y yo no quiero eso, pues soy antiautoritario”.

Zerzan: Quiero preguntar algo, aunque no estás obligado a contestar, ¿qué piensas hacer ahora?

Camenisch: Respecto a la cuestión militante y a la lucha armada, ya he dicho que soy un veterano. Por conciencia propia, por razones de edad, y por estar bajo control, no puedo decir a los compañeros jóvenes “hagamos la lucha armada”. También en términos de eficacia sería contraproducente e irresponsable. Por tanto, repito que desde el punto de vista de mi militancia en la lucha armada, soy un veterano que hizo acciones y pagó por ello.

Bien. Lo que deseo es seguir haciendo traducciones. Ahora estoy dentro del sistema y sometido a la actual esclavitud burocrática que llaman libertad. No es por despreciar esta libertad que obtuve al dejar la prisión, la aprecio. Claramente puedo vivir un poco mejor, pero también con más contradicciones. Porque cuando estaba en la cárcel, solía decir: El mejor lugar para mí es la prisión… aparte de la libertad del hombre fugitivo, ave en el bosque. Luchar verdaderamente contra el sistema es la forma más elevada de libertad, cualitativamente hablando. Pienso seguir haciendo canastas, es el trabajo que aprendí del Estado suizo. Me dije: ¡Bien! Gracias Estado, me mostraste cómo producir estos artefactos, me has enseñado un oficio sin un alto nivel de contradicciones, porque no hago canastas de plástico, sino de materiales naturales. Ahora quiero organizar mi vida de manera que tenga la mitad del tiempo para continuar elaborando estas cosas, y la otra mitad más intelectual, trabajando en la computadora. Compré un equipo nuevo. Debo trabajar desde la computadora, porque hoy en día no es práctico hacerlo de otra manera, podría hacer manuscritos, pero entonces otra persona tendría que transcribirlos de todos modos. Así que yo mismo hago esa parte. La misma contraposición que con el teléfono móvil, podría decir que no deseo ensuciar mi alma usándolo, pero para organizarse en este mundo, en este sistema, en este momento, tendría que acudir a alguien más y pedir prestado su teléfono. Así que en la situación actual, es preciso usar esta basura tecnológica, porque si no estaría obligado a utilizar el de alguien más. Tampoco puedo criticar el uso del automóvil, porque mañana lo tengo que emplear, ahora mismo lo necesito para pequeños quehaceres, para encontrarme con gente e ir por ahí organizando debates. Como tú, que has venido en avión, y ahora en auto, no puedo decir: ¡qué asco! Un compañero hace una broma, pero hay que tomársela en serio: “¿Usas Google Maps, aunque seas primitivista?”.

Zerzan: Por eso haces canastas.

Camenisch: Hacer canastas es otra experiencia. Ahora hago trabajos para clasemedieros, que dicen: “¡Hermoso! ¡Ah, son lindas estas canastillas para bicicletas! O las obsequio, tengo una larga lista de personas a las que me gustaría regalárselas. Hay otras que sirven para ir de compras. Aquí hay una de ellas: es una muestra de lo valioso que son estos productos, esta la hice hace cuatro o cinco años en Lenzburg, sigue en una pieza, no se ha roto. Esta otra tiene muchos años. En este oficio se puede diferenciar entre las que hago yo y las que hacen niños sin sueldo, o con un sueldo ridículo, por ejemplo, ahora venden canastas por un euro, esa es la globalización. Para hacer una canasta como esta tengo que invertir 50 euros en el material, termino ganando unos 5 euros por hora, que no es mucho. Si la tratas adecuadamente, sin dañarla ni dejándola bajo la lluvia, puede durarte cuarenta o cincuenta años.

Zerzan: El reciente ensayo que estoy escribiendo trata sobre el tejido, la independencia de los tejedores que utilizaban telares manuales, los ludditas.

Camenisch: Eso puede aprenderse con relativa facilidad. Sabemos que los pueblos primitivos van por los caminos reuniendo lo que encuentran, unas hojas por ejemplo. En un instante crean una bolsa o una canasta, que puede que no les dure cincuenta años, pero pueden volver a hacerla sin complicaciones, ya que tienen un profundo conocimiento de la naturaleza, de los materiales, de dónde crecen, cuándo cosecharlos. Ahora nos hemos desviado de la senda, pero tengo la idea de organizar mi vida en ese sentido.

Zerzan: ¿Vas a permanecer en Ticino?

Camenisch: Sí, me gustaría quedarme por unos años. Soy de las montañas de Grigioni, en los Alpes, donde hay un cruce de muchas culturas. Pero aunque solo hables alemán hay mucha influencia latina, es diferente si vas a Zúrich o si vienes aquí. Es distinto el trato dado, como la hospitalidad. Tal vez no haya mucha diferencia cultural o en la forma de vida, ni en el idioma, pero no soy tan alemán como italiano, soy más latino. Si tuviera que vivir aquí, por la situación de represión italiana, es como si viviera en Italia, en cierto modo. Ahora que has venido lo sabes, aquí estoy más cerca de mi gente que en la región de Zúrich. Así que por muchas razones me gustaría venir a vivir aquí, y por supuesto. Tengo la perspectiva de irme a vivir a las montañas, posiblemente en una ambiente colectivo, con miras a la autosuficiencia, tener una tierra, etc. No cortar completamente las relaciones con los que viven en la metrópoli, pero buscar la autonomía propia, cultivar, hacer lo que hacía en el monte, cosechar, cazar, y crear un espacio donde los distintos compañeros puedan encontrarse, discutir, dormir y cocinar.

Ticino está relativamente cerca desde el punto de vista logístico, accesible desde el norte y el sur.

Zerzan: ¿No tienes la restricción de permanecer en Suiza?

Camenisch: No, no tengo restricciones, podría tomar mi pasaporte y viajar. Pero tengo el problema del proceso legal relacionado con la Operación Ardire. No sé si exista una orden de aprehensión para la Unión Europea. En 2015, archivaron el caso, pero no han informado nada. Un abogado en Italia descubrió accidentalmente que lo habían publicado en Internet, pero no directamente a las personas afectadas; aunque es posible que existan otros procedimientos abiertos de los que aún no han dicho nada.

Cuando me detuvieron en Italia, el tribunal de Génova decidió prohibirme de por vida regresar a Italia. Mi abogado dice que quizá ya no tiene validez legal, porque los acuerdos bilaterales han cambiado. No es posible que Italia pueda impedirme entrar. En aquel momento decían que yo era socialmente peligroso, una amenaza para el país. De acuerdo, entonces era verdad, pero ahora no pueden decir eso porque he pasado 30 años en prisión y he realizado una “resocialización exitosa”, no soy reincidente. He pensado posponer los viajes al extranjero hasta que haya cumplido mi condena, que será en mayo del año que viene (2018). Entonces depende, porque las cosas pueden cambiar deprisa, de la noche a la mañana: no más teléfonos, no más electricidad, ni más agua. Somos totalmente dependientes, pues no controlamos esos elementos. Nos pueden cortar el agua, ¿no es así? Así que mejor no olvidemos que se puede vivir sin todas esas cosas. Como con un apagón, que provoca el repunte de nacimientos luego de nueve meses, lo cual es una señal de que el instinto natural sigue ahí. Si no es aplastado por la televisión u otras actividades alienantes, aprendemos que hacer el amor es quizás mejor que ver una pantalla. Debemos contemplar esto como un antídoto para no desesperar, que no todo está perdido. Porque hay habilidades que tal vez se están perdiendo, pero siguen ahí, podemos sanar, estamos enfermos pero somos capaces de recuperar esas capacidades. Si lo queremos, o si nos obligan. Si no tenemos agua disponible en las tuberías, bueno, aún hay manantiales, podemos ir por agua, bañarnos. Pues el agua entubada significa adicción, puedes tomarla cuando quieras. Estos discursos a menudo hacen enfurecer a la gente, porque no tienen argumentos para rebatirlos. Seguro que tú también has experimentado estas cosas al discutir con la gente.

Zerzan: ¿Qué pasa cuándo se enfadan?

Camenisch: Al quedarse sin argumentos deben conceder que tienes la razón, eso les obliga a llegar a un acuerdo consigo mismos, ¿no? Tienen que admitir sus propias contradicciones. Si no son capaces de hacerlo, la reacción es el enfado hacia ti. A veces verás cómo reaccionan gritando para defenderse. Pero eso no es negativo, es un proceso que inicia con la agresión, pues has acabado con sus falsas certezas, les has quitado su sostén. Creo que a menudo, en un segundo momento, comprenden que un proceso de concienciación ha comenzado.

Zerzan: Hiciste que dieran un paso adelante.

Camenisch: Creo que tú, John, tienes muchas experiencias en torno a lo que puede ser la conciencia de las personas, más allá de las diferentes expresiones culturales o de lenguaje. Has escrito que este análisis, va a la raíz, que es algo que importa ¡Estamos en el camino correcto! Lo cual nos motiva para resistir. Y bueno, yo en lo personal estoy de acuerdo contigo en no ser pesimista sobre cómo están yendo las cosas. Escribiste, en uno de tus textos, una pequeña anécdota, si no recuerdo mal; hablabas sobre el sistema con una vecina, sobre los problemas existentes, y esta mujer dijo acertadamente: “Mira, todos tenemos el corazón roto”. Esto me hace pensar que debemos ser capaces de hablar un lenguaje distinto, la gente habla de otra manera, tiene una educación diferente, una forma diferente de expresar las cosas. Contamos con el análisis duro, que va a la raíz, pero esta mujer supo identificar adecuadamente que todos tenemos el corazón roto.

Zerzan: Paseábamos, entonces ella dijo: “No debemos olvidar nunca que todos tenemos el corazón roto”¡Vaya! Aún recuerdo ese momento.

Camenisch: A menudo utilizo esas palabras. Tenemos que curarnos, es un proceso de curación, debemos seguir adelante. Es que la civilización ha sido una enfermedad muy prolongada.

Zerzan: Estaba pensando en lo que me decía Matteo en estos días; que en el último periodo las luchas han sido en defensa de la Tierra, NO TAV, ZAD y muchas otras… debe ser así. Quizá en Estados Unidos sea más fácil entender esto porque existen pueblos indígenas, y para mí ese es el vínculo con las ideas primitivistas. Para ellos todo gira en torno a la Tierra, la Tierra lo es todo; muchos anarquistas no lo tienen en cuenta para nada, pero ahora estamos en medio de luchas que tienen que ver con la Tierra. Para la gente que fue a Standing Rock tal vez la situación sea otra, porque son lugares diferentes, por supuesto… pero muchos de ellos no estaban acostumbrados, normalmente practican un tipo específico de lucha militante: van a un lugar determinado, apoyan luchas… Pero en este caso participaban los nativos, los pueblos indígenas. ¿Por qué es tan importante? Para ellos es muy relevante porque la tierra es sagrada. En fin, ahora se puede decir que ha terminado, pero fue una experiencia muy interesante, la forma en que mucha gente… cómo decirlo, en teoría todo el mundo apoya a los indios, pero luego realmente no piensan mucho en ello. Repito, en Estados Unidos tenemos esa ventaja, que hay indígenas, todavía existen, los conocemos. Por supuesto, es una situación totalmente diferente a la tuya, pero aun así fue una sorpresa. ¡Vaya! Standing Rock se convirtió una gran experiencia, duró meses… Pero tal vez no haya terminado y la lucha regrese.

Camenisch: Siempre hay que saber empezar de cero, porque cada vez es un nuevo comienzo; por ejemplo cuando aparece una lucha como en Val di Susa, entonces el análisis radical se pone en práctica, está ahí para la gente. Quizá hay veces que no vemos el enfoque positivo que se ha desarrollado en las diversas situaciones, en los pequeños grupos, en las diversas luchas. Necesitamos una mezcla de pesimismo y optimismo. Las cuestiones están abiertas. Esta civilización apesta, este es el pesimismo que debemos intentar transmitir, la conciencia de que la civilización es letal. Pero la cuestión está abierta. Hay escritos de Jarach que me han gustado, en ellos afirma que los anarquistas no debemos ser tan duros, ni tan puros. La historia aún no ha demostrado qué tipo de organización es la adecuada para alcanzar el objetivo de la revolución, por lo que incluso nosotros, como anarquistas, debemos en algún momento dejar los prejuicios, sobre lo que entendemos por autoritario o antiautoritario, sobre cómo organizarnos con la gente normal, entre nosotros, o con los comunistas. Jarach afirma que la cuestión de la organización aún no se ha resuelto, no hay respuestas en la historia, toda está por probarse, no sabemos qué funciona mejor en una situación determinada. Porque el error que cometemos a menudo es que confundimos la acción y el pensamiento, pregonamos como si la revolución ya hubiera sucedido. Estamos en una situación determinada con unas condiciones determinadas, tendremos que actuar de forma contradictoria, y no podremos actuar si declaramos: ‘no tienes razón’. Creo que hay que tener mucho cuidado al hacer declaraciones, al decir que las cosas son así y así, tenemos que verificar las cosas, verificarlas nosotros mismos junto con otras personas. Y luego preguntarnos: ¿qué puede hacerse? Jarach, y creo que tú también John, dicen que el anarquismo es también una ideología moderna y por tanto debemos cuestionarla en su conexión con las luchas que nos rodean. No podemos afirmar que los indígenas sean auténticos primitivistas, o anarquistas, en realidad no lo son. ¿Nosotros lo somos? ¡No, tampoco!

Soy yo quien debe saber cómo cambiar, para después pedir a la gente que me rodea que cambie de un modo que respete la autodeterminación. Para mí quizá sea un atajo, pero cuando reflexiono sobre el anarquismo, el primitivismo está ahí, está dentro de él, es lógico, es obvio. Así como es lógico que para el concepto de anarquía (no digo anarquismo a propósito) la crítica a la civilización sea básica, fundamental, porque la civilización no tiene nada de anárquica, toda la historia lo demuestra y con mayor razón la actual. Muchas veces, en las discusiones digo que las cosas son simples: si se piensa en la revolución, en una auténtica revolución, el análisis anarquista-primitivista es en cierto modo obvio. Si no tienes estas herramientas para entender cómo son las cosas, creo que no tienes la oportunidad de ir a los cimientos, de ir realmente a la raíz de las cosas. Sin sin ir a la raíz no se puede profundizar, porque de lo contrario siempre se detendrá un cierto límite, que la próxima generación se encargará de superar. Aunque tal vez la próxima generación quiera Facebook, ¿no? O quizá no, dirán que es alienante, contraproducente, etc. ¿Pero qué le vas a decir a la generación más joven que ahora está acostumbrada a Facebook? Debes exponerle la crítica básica que aplicas contra los automóviles, que también utiliza.

Zerzan: Aunque la gente se está alejando de Facebook, no les controla lo suficiente.

Camenisch: ¡Je, je!… Es mucha variedad, y la variedad es importante para los acercamientos.

Lo último que me gustaría decir, aunque no sea importante, es que si ahora estoy en libertad después de todos estos años, se lo debo a la solidaridad que me han expresado directa o indirectamente. Si ahora soy libre para estar aquí y poder hablar contigo, no es por casualidad. Por supuesto, también es porque ‘el Estado es bondadoso y me ha liberado’, pero en gran parte es gracias a la solidaridad que he recibido todo este tiempo. No es una gran victoria, es una victoria muy pequeña, pero también tenemos que vivir para estas pequeñas victorias, ¿no? Este es el mensaje que quiero transmitir a la gente: estoy muy agradecido porque si puedo disfrutar de este periodo de libertad antes de morir, creo que se debe al principio de solidaridad. Creo que también se debe a una pequeñísima dosis de anti-pesimismo, no de optimismo sino de anti-pesimismo. Aunque me cuesta utilizar estos dos términos; optimismo, pesimismo. Creo que no deberían tener tanto peso en nuestras reflexiones, ni en las motivaciones para actuar. No debemos perdernos en esta dicotomía optimismo o pesimismo, victoria o derrota.

Zerzan: Yo también conozco a muchos pesimistas, pero no se rinden, siguen luchando, siguen reflexionando los hechos.

Camenisch: Verlo todo en términos de lo que funciona o de lo que no, de pesimismo u optimismo, nos incapacita, nos paraliza. Deberíamos dejar estas cosas para los visionarios y pensar no tanto en el futuro como en la realidad del ahora, teniendo claros nuestros objetivos. Actuar en el momento presente, hacer lo que podamos, sin ocultar nuestros objetivos, principios o lo que sea; y estar mentalmente abiertos, claros: Esto es lo que somos, ¿Nos aceptan? ¿No nos aceptan? ¡Adiós! Pero sin pensar que poseemos la verdad.

Matteo: Una pequeña cosa que añadir a lo que decías de la solidaridad. Nosotros también tenemos que darte las gracias: por la maravillosa persona que eres, por la fuerza que nos has transmitido, por el cariño y la cercanía que nos has expresado, por la ironía estimulante de tus críticas. Una vez dijiste algo muy profundo: “Quien ha probado el sabor de la libertad y la ha elegido como amante, no la dejará escapar fácilmente”. Las primeras veces que te vi en la cárcel me sorprendió lo consciente que eras de cómo iba la sociedad, lo acertadas que eran tus apreciaciones. Sabías más que la mayoría de los compañeros de fuera.

Camenisch: Sí, pero es estructural. Estás solo en tu celda, no tienes la posibilidad de comunicarte. La situación de la prisión es quizá una paradoja; te permite obtener mayor información, y entrar en contacto con muchas más situaciones y personas diferentes de todo el mundo.

Matteo: Estoy de acuerdo, pero no es solo el hecho de tener acceso a la información, es también la forma de interpretarla. Era como si estuvieras presente en las situaciones a las que hacías referencia, distinguías pequeñas discrepancias que la gente de fuera no podía ver.

Camenisch: Eso es lo fundamental por lo que se termina en la cárcel… ¡je, je! Si tienes esa forma de analizar, de enfocar las cosas, puede que por eso estés prisionero. La comunicación es fundamental para sentirse parte de una comunidad. Pienso: este es mi hermano ¿no? Hablo con él, me visita, esto es hacer comunidad. Comunidad imperfecta… comunidad muy dolorosa en el sentido de que para ser felices deberíamos vivirla, pero podemos vivir partes importantes de lo que una comunidad es, o debería ser, o podría ser. En este sentido la prisión era como un privilegio, ciertamente no elegido, una especie de reducto. Así me enteré de la lucha NO TAV y de todas las historias de las que hablábamos; eché un vistazo al conflicto mapuche y así sucesivamente. Entonces reconocí dónde empieza una comunidad, o lo que queda de ella, en nuestros corazones. Cuáles son las posibilidades de una comunidad en medio de todas estas restricciones que conducen a su extinción.

No es tanto un mérito como una condición. Cuando estuve preso en Italia hice muchos compañeros. Esos fueron los mejores momentos, cuando más viví los principios comunistas. Sin jerarquía, teníamos un modo de vida realmente colectivo en la cárcel. Los camaradas de allí, comunistas, todos trabajaban, todos escribían, todos estudiaban, pero no creo que nadie escribiera tanto como yo, ni a tanta gente. También le escribí a personas que son adversarios políticos; por ejemplo, cuando estuve en Biella había un grupo de Refundación Comunista. Por diversas razones tenían posiciones, objetivos y principios más avanzados que el resto de su partido, así que incluso con esta gente intenté ver qué podíamos tener en común para actuar juntos contra la represión. Cada vez se aclaraban más mis posiciones con respecto a las suyas, mis objetivos se radicalizaron más, etcétera. Pero los respeto y puedo estar de acuerdo en una pequeña parte de su actuar, eso nos dispone a ir un poco más lejos.

Durante ese tiempo no me aburrí ni un segundo, aunque la gente ordinaria, incluso a veces los compañeros que la han vivido, piensan que la cárcel es aburrida. Hay muchos momentos en los que no se puede hacer nada, eso es tedioso. Yo, en cambio, no tenía tiempo para contestar todas las cartas, luego trabajaba y siempre pensaba que no había hecho lo suficiente; se hacían las dos o las tres de la mañana escribiendo, traduciendo, pensando que tenía que terminar un trabajo o continuar una discusión sobre la situación de algún camarada o algo así. Creo que las horas que trabajé fueron muchas, pero nunca me aburrí. En todo momento tenía algo que hacer. Estaba con la mente afuera, no encerrado.

Zerzan: Tengo un amigo que lleva en la cárcel desde 1974, como tú es muy abierto de mente y con gran sentido del humor. Cuando lo visito en California me digo: ¿cómo puede ser?

Camenisch: De nuevo, es lo mismo que interiorizar la situación. Esta interiorización puede resolver la vida, por más humilde que esta sea. La libertad empieza aquí, en lo más profundo de tu interior, para luego realizarse hacia el exterior.

Zerzan: ¿Tuviste que enfrentar mucha violencia en la cárcel?

Camenisch: No, nunca. Hay otras formas. La prisión es un mundo muy complejo; hay momentos en que el entorno carcelario es muy pacífico, pero hay otros en que puede existir un motín u otras violencias. Puedes estar en una prisión justo después de haber brotado la violencia. Por ejemplo, tenía dos compañeros que, durante peleas brutales en la prisión, habían sido trasladados poco antes, por lo que no las habían vivido, o llegaron poco después cuando la situación se había “normalizado”. Así que todo es muy aleatorio. Hay prisiones como la de Stammheim con altos regímenes de aislamiento, pues los han modernizado mucho: es algo terrible si no tienes un corazón fuerte, o si no puedes comunicarte con la gente de afuera.

Zerzan: ¿Jugabas al ajedrez en la cárcel?

Camenisch: No, no, no. No tenía tiempo y no me interesaba. Escribir era lo mejor, jugar al ajedrez es una pérdida de tiempo, también porque no me gustan esos juegos para pasar el rato. Mantuve los mismos principios de vida que cuando estuve fuera, incluso de antes, cuando fui campesino y pastor, (que por supuesto es ser muy civilizado) cuando no imaginaba situaciones en las que fueran necesarias vacaciones, o descansos para luego volver al trabajo. Haces cosas que te satisfacen, son duras pero satisfactorias, no es necesario tomar vacaciones por la tensión si lo que haces es relajante, lo disfrutas y es sano. No tienes ese tipo de división, como los pueblos libres que no necesitan desarrollar el concepto de libertad, ni el de suicidio: en su condición no necesitan esas palabras, esos conceptos. Diría que es mejor hacer el amor que permanecer aburrido o jugar al ajedrez. Está claro que la cárcel te deja huella, hasta en el corazón. Si no tienes el corazón completamente roto, debes cuidar que la cárcel no te lo destruya definitivamente, pero si puedes vivir tranquilo todo irá bien. Entonces estás en una situación en la que ni siquiera consideras arrepentirte. Sé que existe el arrepentimiento, he oído hablar de él, pero nunca he pensado que pudiera arrepentirme. Está fuera del imaginario, debido a la base que tenemos, de cómo estamos hechos, cómo afrontamos las dificultades y los errores, que no son acciones equivocadas. Sí, he cometido muchos errores, pero en el fondo ninguna equivocación.

Contrapuntos

Las estrellas que conforman una misma constelación
pueden estar separadas por enormes distancias, así
como distintas pueden ser las dimensiones y el brillo.

Trataré de hacer una crítica, aunque parcial, del proyecto insurreccionalista y de la tesis armada, con una intención constructiva, explicando mi visión de la planificación anarquista y las modalidades con las cuales me gustaría organizarme. Me concentraré en el problema del crecimiento individual y colectivo, (“colectivo” para entenderse no es un todo abstracto y ambiguo, sino un grupo de  compañeros que eliges) que no puede ignorar la cuestión de cómo coordinarse tanto dentro de un grupo anarquista como con otros grupos, en la así llamada organización anarquista por afinidad.

Primero, es necesario contextualizar el período en el que se elaboró la tesis del proyecto insurreccionalista de los 70s: habían otras tensiones sociales, el movimiento real fue consistente y el movimiento anarquista específico ya estaba lo suficientemente polarizado. Hoy la situación es radicalmente diferente, desde todos los puntos de vista. Por lo tanto, creo que extrapolar estas teorías del contexto histórico, aplicándolas sin modificarlas ni contaminarlas, conlleva el riesgo de una idealización estéril. Además, el devenir cambiante de la realidad, de las luchas y del “movimiento” anarquista nos pone frente a nuevos métodos (y medios de coordinación) surgidos recientemente en el contexto de las luchas en Grecia, Italia, América del Sur, etc. hacia las cuales es importante no plantearse con un enfoque dogmático. Creo que es necesario hacer el esfuerzo de examinar las experiencias vividas, tanto por nosotros como por otros compañeros en el pasado, extrayendo ejemplo de lo que funcionó e identificando lo que no ha resultado útil a la hora de la práctica.

Personalmente creo que, a pesar del hecho de que la realidad nos ofrece muchas posibilidades, a fuerza de seguir los plazos de las luchas intermedias, muchas veces se pierde calidad. El radicalismo que debe distinguir a los anarquistas se ha ido diluyendo, ya que la proyectualidad pierde filo, limitada a luchas específicas. La organización del proyecto anarquista, incluida la tesis armada, parece haberse archivado para cuando sea la insurrección, adaptando el nivel del conflicto al alcance de las luchas intermedias o de un débil movimiento real.

Entre otras cosas, no estoy de acuerdo con lo que se dice de la insurrección, que se construye según reglas suficientemente conocidas y atendibles. En realidad no hay reglas ni orden, el movimiento real no es progresivo, salta hacia adelante y luego se estanca, es caótico y muchas veces ilegible. La acción que es perfecta para hoy mañana podría estar “demasiado adelantada”. Está bajo nuestros ojos la imposibilidad de reducir a reglas lo mutable e imprevisible del mundo que nos rodea (y, por tanto, también la posibilidad insurreccional). Esta indeterminación es evidente, es variable y múltiple como la vida misma. Muchas prácticas adoptadas, en luchas específicas y por el movimiento real, han sido forzadas, y no debido a análisis elaborados sobre el llamado “puente” entre el grupo anarquista específico y el movimiento real, sino por los impulsos que nacen de sentimientos espontáneos y viscerales del instante. Otros forzamientos, en cambio, han sido fuertemente influenciados por análisis de luchas intermedias. Es la alquimia de todas las formas y de otras circunstancias inesperadas lo que hace que la lucha se generalice.

De esto deriva que algunos intentos puedan ser contraproducentes y otros no, pero será difícil preverlo de antemano. Esperar el movimiento real, sin un simultáneo crecimiento individual y colectivo, es en mi opinión altamente contraproducente y nos priva de la posibilidad de elaborar una proyectualidad anarquista. El ataque constante y permanente en el aquí y ahora requiere en primer lugar una preparación que es crecimiento en sentido cualitativo, experimentación, práctica de métodos, técnicas y medios, reflexión teórica profundizada, constante entrenamiento de la tensión esencial en la lucha de rebeldes y revolucionarios anarquistas. No es una fórmula aritmética, no puede ignorar el camino anterior y, por tanto cambia, depende del individuo, de los compañeros que elija, de la situación a su alrededor, de cómo ha preferido ponerse a actuar. No nacemos sabiendo, el auto-aprendizaje es difícil y agotador, a veces desalentador, pero también puede dar satisfacciones inesperadas y, sobre todo, no está fuera de nuestro alcance.

Las pequeñas acciones reproducibles no deben abandonarse, pero debemos superarnos a nosotros mismos, experimentar con los medios disponibles para poder elegir el más adecuado en cada situación. No se trata de un aprendizaje como fin en sí mismo, sino que es parte del proyecto que se alimenta de una mirada que va más allá. Más allá de las condiciones dadas, los caminos trazados, los rituales de las protestas, en busca de la eficacia y la mejora continua fundamentales para los golpes lanzados tanto en el presente como en el futuro. Esta es la base que puede unir a anarquistas de diferentes tensiones. Una planificación clara puede desencadenar un mosaico de ataques cualitativamente significativos, lo que permitiría el desarrollarse de una planificación anarquista fuerte incluso en presencia de proyectos insurreccionales no homogéneos. Esto puede suceder cuando, a pesar de la diferencia en las tensiones metodológicas, existen afinidades que permiten una coordinación de anarquistas con diferentes formas de organización. El crecimiento, de hecho, no es solo individual, sino también colectivo. Lo cual nos lleva hacia las formas en como nos organizamos.

Deberíamos reflexionar más sobre este tema, ya que a menudo nos limitamos a la coordinación espontánea, al azar o a las evoluciones implícitas en una lucha específica a seguir, sin haber sido una elección tomada. La importancia de los grupos de afinidad próximos, sus grados de implicación, la coordinación entre ellos con el grupo anarquistas local y la coordinación entre otros grupos anarquistas, son todos elementos a construir, y no son pasos simples u obvios.

Comprender la conexión entre los grupos de afinidad y el grupo anarquista local específico permitiría enfocar mejor las fuerzas de los individuos y los grupos de afinidad, aunque con diferentes metodologías y tensiones, hacia objetivos comunes, proyectos específicos o generales. Con este fin, una planificación clara de las personas, los grupos de afinidad y el grupo anarquista local específico es un requisito esencial para comenzar a construir una base de proyecto para una organización informal cualitativamente sólida. Esto haría posible, dentro del grupo anarquista local, un entrelazado caótico similar a una telaraña de personas de ideas afines con diferentes grados de tensión, que se coordinan mediante el intercambio de experiencias, métodos, medios y técnicas basadas en las diferentes afinidades.

Caótico pues siempre debe dejarse espacio para el entrelazamiento del libre acuerdo a la espontaneidad y a la tensión individuales, en un juego simbiótico y alquímico entre organización y espontaneidad, complicidad y autonomía individual. Un término apropiado para referir esto es el de una galaxia anarquista de afinidad, que indica una proyecto anarquista expresado como coordinación caótica de grupos e individualidades heterogéneos y afines. Esto es posible cuando se elige expresamente coordinarse con compañeros que tienen diferentes métodos y proyectos a través de una confrontación sincera, ni arrogante ni dogmática. La sinceridad es muy importante, pues solo poniendo las cartas encima de la mesa se puede entender, fuera de inútiles dogmatismos, si las tensiones pueden coexistir o si están enfrentadas, quizá con diferentes caminos metodológicos pero aún entrelazados.

Obviamente, la confrontación no es suficiente, también es necesario experimentar en el campo, aprendiendo a juntar las diferentes fuerzas, sin tener miedo de repartirse las tareas que requiere un importante accionar organizado, de modo que el ataque sea incisivo sin la necesidad de convertirse en especialista, como temen algunos camaradas. Así podría alcanzarse ese equilibrio sutil que permite la existencia de un todo no hegemónico que deje espacio para el entramado coordinado y espontáneo del grupo anarquista.

En cuanto a la coordinación entre los diferentes grupos anarquistas, creo que hoy más que nunca, existe la necesidad de comunicación mutua, sincera, sencilla y no dogmática, para plantearnos seriamente la cuestión de construir un “área” anarquista fuerte – en un sentido cualitativo, no cuantitativo – y también, eventualmente, armada. Por ejemplo, la cuestión de las siglas y el anonimato. Creo que son medios, y que deberían ser analizados, discutidos y utilizados como tales. Ambos aportan ventajas y desventajas, y cada cual puede elegir el que más le convenga, en general o para una sola acción.

En los últimos años, la reivindicación ha adquirido nuevas connotaciones, convirtiéndose en un medio de comunicación y coordinación entre anarquistas. Esto no significa que deba ser necesariamente el único medio utilizado para este propósito, así como, por otro lado, su uso no implica automáticamente la búsqueda de fama, la construcción de una partido armado o una vanguardia. Además, dinámicas de liderazgo también se crean en las asambleas. No es una coincidencia que a menudo suceda que aquellos que saben escribir, hablar y teorizar mejor se conviertan, de cualquier manera, en una especie de jefe. Pero las asambleas, así como los escritos y debates, también son medios útiles. Siempre hay riesgos de vanguardia, liderazgo y especialización, pero una planificación clara y una práctica coherente lo pueden evitar.

Un discurso similar se aplica a Internet (siendo conscientes que es un instrumento de la dominación), al que a menudo se le asignan valores absolutos. Ciertamente ha demostrado ser útil y no debería evaluarse a priori, sino por los resultados obtenidos. Hay quienes lo usan como el único medio de comunicación, pues consideran que no conocerse personalmente hace que el trabajo de la represión sea más difícil. Creo que es mejor correr ese riesgo pues, de útil herramienta de coordinación, Internet puede convertirse en un medio de confrontación entre compañeros, además creo que reconocerse en otras personas es parte de la acción directa. Por otra parte, Internet es una herramienta fácilmente controlable y manipulable por la autoridad. En fin, creo que es posible identificar objetivos comunes y coordinarse con otros camaradas anarquistas, demoliendo las múltiples tiendas.

Haciendo un balance de las luchas emprendidas en el pasado, más o menos cercano, reconectar las relaciones entre las diferentes constelaciones, hacer que nuestra galaxia brille más intensamente para desestabilizar a la autoridad y crear el caos destructivo entre sus filas.

Tengo una tensión individualista o, como prefiero llamarla, individual, que para mí no es sinónimo de querer luchar en soledad. Por eso me cuestiono qué puede interesarme y ser útil de un proyecto de crecimiento que tienda hacia el método insurreccional o revolucionario. Todas las revoluciones han dado lugar a autoritarismos y dictaduras (como afirma E. Armand *), por lo que no me considero revolucionario, pero esto no significa que prejuzgando haya excluido dicha planificación. Esto se debe a que no quiero encasillarme en una metodología a priori, sino que deseo utilizar diferentes métodos, si son útiles, adecuados o agradables para mis propósitos, sin encerrarlos en compartimentos estancos, contaminándolos y mezclándolos, pescando de aquí y allá, sin detenerme en alguno. En un crecimiento infinito de la vida/lucha, en búsqueda continua de mi ser auto-liberador. Esta es la esencia de la anarquía: un proyecto ilimitado, permanente y en movimiento. «Y luego, veremos … Solo sé que el anarquista está en lucha permanente. Después otra nueva lucha». (Bruno Filippi).

Juan Sorroche

Publicado en la revista anarquista “I GIORNI E LE NOTTI” nº 1 – 05/2016 – de la cual soy uno de los redactores. Escrito antes de mi clandestinidad (que duró dos años). Mi captura y encarcelamiento ocurrieron en el mes de Mayo.


* “En la mayoría de los casos, los individualistas no son revolucionarios en el sentido sistemático y dogmático de la palabra. Sostienen que una revolución no aporta, más que una guerra, una verdadera mejora en la vida del individuo. En tiempos de revolución, los fanáticos de los partidos rivales y de las tendencias en lucha se preocupan más que nada por dominarse ente sí, y para conseguirlo se lastiman con una violencia y un odio muchas veces desconocido en ejércitos enemigos. Como la guerra, una revolución puede ser comparada con un acceso de fiebre: el enfermo se comporta de una manera muy distinta a la habitual. Pasada la fiebre, el paciente regresa a su estado anterior. La historia nos enseña que después de las revoluciones siempre se producen contramarchas que las apartan de sus objetivos originales. Es necesario, entonces, comenzar por el individuo. Esta noción debe propagarse de hombre a hombre: es criminal forzar a alguien a reaccionar de otra forma a la que él cree útil, ventajosa o agradable para su propia vida, su propio crecimiento y su propia felicidad. Que este crimen sea cometido por el Estado, por la ley, por la mayoría o por un individuo solitario no modifica el problema: es el mismo crimen. De hombre a hombre debe comunicarse el ideal del “individuo” que reacciona frente a “lo social”. Estas concepciones, como dije antes, deben ser fruto de una reflexión, o consecuencia de un temperamento reflexivo, y no el resultado de una sobreexitación pasajera, extraña a la naturaleza de quien las reivindica.” (E. Armand, Individualismo Anarquista)

Tomado del folleto “Los dos dragones de mi anarquismo”.

A 10 años del Caso Bombas: un pequeño ejercicio de memoria acerca de la ofensiva antiautoritaria en el territorio dominado por el Estado chileno

[…]

Los primeros años de conflictividad antiestatal desde la vuelta a la democracia

La lucha anticapitalista no se detuvo con la desarticulación de los grupos político militares de los ’80-’90, más bien, la vuelta a la democracia no hizo más que propiciar el rebrote de distintas tendencias revolucionarias caracterizadas en su mayoría por ser expresiones autónomas contrarias a los partidos políticos, dentro de las cuales los entornos ácratas y antiautoritarixs fueron asumiendo un papel fundamental a partir del desarrollo de diferentes instancias organizativas y de propaganda.

En ese sentido, la regeneración de los grupos libertarios se desarrolló principalmente través de la propaganda y el contacto entre los viejos militantes y las nuevas generaciones. Es así como, por ejemplo, es posible advertir en la Revista El Irreverente, de junio de 1993, una breve nota biográfica de Cosme Paules, militante libertario que combatió con Durruti en la Guerra Civil española y que luego de un largo exilio por América, se estableció en Chile, participando activamente del movimiento libertario local. Además, dicho ejemplar da cuenta en un apartado del material recibido, entre los cuales destacan los periódicos Acción Directa n°1 (Febrero ‘91) y Acción Libertaria n°6 (Noviembre ’92).

En Santiago los intentos organizativos de esos primeros años lograron consumarse en la creación de la Federación Anarquista Libertaria (FAL) creada con “el anhelo de coordinación para los grupos e individualidades activas en la escena ácrata de esta ciudad”, pero prontamente este esfuerzo organizativo “se fue disgregando por las contradicciones en su seno, entre sectores que ponían en primer lugar el enfrentamiento y la lucha callejera, y otros más preocupados por la organización formal y lograr cierta respetabilidad política para el incipiente movimiento anarquista de esos años”.

Por otra parte, un importante papel cumplieron los distintos grupos anticapitalistas que se desarrollaron en los espacios universitarios, como, por ejemplo, La Punta, la Vanguardia, el Cordón Macul, la Resistencia Autónoma Estudiantil (RAE), la Coordinadora Revolucionaria del Pedagógico (CRP), todos caracterizados por desarrollar enfrentamientos callejeros contra la policía y difundir comunicados y panfletos con distintas consignas revolucionarias, pero que de manera transversal exigían la libertad de lxs presxs políticxs. Al mismo tiempo, en la difusión de las ideas libertarias se desarrollaron una serie de iniciativas de propaganda a través de fanzines, muchas veces vinculados directamente a los grupos de lucha callejera, como por ejemplo El Estopín (vocero de la Federación antes señalada), El Francotirador o el pasquín Todos Moriremos.

Pero la respuesta del Estado no se hizo esperar y en la conmemoración del 11 de septiembre de 1998 caía en las barricadas de la población La Pincoya la compañera Claudia López. La editorial de la edición n°6 del fanzine El Francotirador se referirá a la compañera como “una luchadora que pertenecía a la Coordinadora Revolucionaria del Pedagógico, una minoría activa que plantea la unidad de acción de anarquistas y marxistas, la acción directa como forma de lucha, la autogestión y la solidaridad…”.

Sus compañerxs, organizados para conmemorar los 20 años de su asesinato son claros al afirmar respecto a la muerte de la compañera que:

“(…) la chica [como le decían] haya estado esa noche en la Pincoya no obedece a la casualidad o algún momentáneo impulso rebelde sino a una decisión y a un camino trazado desde hace años en luchas y enfrentamientos callejeros, tanto en universidades como en distintas poblaciones, de igual forma en su activa participación en coordinaciones combativas, aunando fuerzas entre distintas experiencias autónomas y luchas antiestatales”.

Bajo estas condiciones, los primeros años del nuevo milenio estuvieron marcados por el avance en la lucha por la liberación de los presxs políticxs de la Cárcel de Alta Seguridad, alcanzando su máxima tensión en abril de 2004 cuando estos, iniciaron una huelga de hambre por beneficios intra-penitenciarios que se tradujo en una serie de manifestaciones de apoyo y solidaridad en el centro de Santiago con diversos enfrentamientos callejeros, además de la quema de un local de Mc Donald’s y un cajero en Santiago, y producto de ataques con explosivos, la destrucción de un banco en la misma ciudad y parte de un oleoducto en Talcahuano. Finalmente, “el 10 de agosto de 2004 se promulgó la ley que otorgó la libertad a un gran número de presxs políticxs, pero aún quedaban algunos casos especiales que no pudieron acceder a este beneficio”.

A fines de ese mismo año la crítica a la globalización y a las políticas imperialistas de EEUU tuvieron su prueba de fuego con la Cumbre Internacional del APEC, donde la posición libertaria no se hizo esperar. Ya para julio la publicación Rojoscuro anunciaba la realización de esta Cumbre tras afirmar que “ya se vislumbra y organiza la subversión contra esta cumbre (…) Nos referimos a los que desde ya conspiran contra la agenda de encuentros del capital Internacional”, siendo el preámbulo de múltiples enfrentamientos contra la policía en el centro de Santiago. Uno de los panfletos de esos días, firmado por el grupo Ideácrata, señala “Ni Bush, Ni APEC, Ni Capitalismo. Exigimos la libertad, pero no se la exigimos a las autoridades sino a todos los oprimidos por el sistema económico y la jerarquía social”.

Como consecuencia de los enfrentamientos de estos años, es que el Estado responderá modificando la Ley de Control de Armas y Explosivos, tipificando la bomba incendiaria tipo “molotov” como un arma, estableciendo penas entre 3 años y un día a 10 años, contra quienes fueran detenidxs portando o sorprendidxs lanzando artefactos incendiarios.

La agudización del conflicto y el desarrollo de ataques explosivos

Así las cosas, el año 2005 marcó una diferencia en la forma de actuar de los grupos revolucionarios tras desarrollarse una decena de ataques con artefactos explosivos a distintos símbolos del poder y el capital, pero también porque dentro de la diversidad de reivindicaciones es posible identificar una clara presencia anarquista. Por ejemplo, en el atentado contra el Banco Santander ocurrido el 6 de julio, que destruyó su infraestructura a pesar de ser detectado por el GOPE (Grupo de Operaciones Policiales Especiales), además de encontrar panfletos que exigían la libertad de los presxs políticxs, estos fueron firmados por la Brigada Luigi Luccheni, reivindicando la figura de un anarquista de acción que dio muerte en 1898 a la emperatriz Isabel de Baviera Sissí, en Génova.

Fue que partir de ese año que, la violencia política de carácter anarquista fue marcando una clara distancia con los antiguos grupos marxistas-leninistas, pues en cuanto a medios y fines, “los anarquistas construyen organización horizontal y buscan la destrucción del Estado y la autoridad. Al interior de estas orgánicas no existen dirigentes, mandos altos ni mandos medios. Los organigramas de las anteriores estructuras son inaplicables a esta nueva realidad”.

Si bien durante el año siguiente se desarrollaron la misma cantidad de ataques con explosivos además de dos ataques incendiarios, es preciso hacer un par de distinciones. En primer lugar, el año 2005 la mayoría de los objetivos fueron entidades financieras, mientras que, el año 2006 se atacan con explosivos más instituciones ligadas al Estado, como, por ejemplo, la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), El Consejo de Defensa del Estado, la sede nacional de Gendarmería y la Provincial de Educación. En segundo lugar, si el año 2005 tres de los diez atentados fueron adjudicados, al año siguiente fueron ocho de diez ataques, siendo tres de ellos reivindicados por las Fuerzas autónomas y destructivas León Czolgozc (el ataque a la ANI, a un banco -por la columna internacionalista-, y contra la Catedral Castrense), quienes llevan su nombre para reivindicar la figura del anarquista de origen polaco que dio muerte al presidente de Estados Unidos William McKinley el año 1901. A su vez, otros ataques también reivindicaron a anarquistas de acción como Antonio Román Román, Miguel Arcángel Rosigna y Tamayo Gavilán.

En ese sentido, el contenido de los panfletos encontrados también da cuenta de una acción antiestatal. Por ejemplo, el panfleto del atentado a la ANI dirá “(…) con este ataque evidenciamos que la ‘inteligencia’ del Estado es tan frágil y destructible como estos cristales rotos”. Por su parte, los panfletos encontrados en el ataque contra el Banco de Chile, del 16 de julio de 2006, señalan que “El ser humano siempre ha querido y querrá vivir en libertad. Esta guerra social la ganaremos. La insurrección libertaria ocurrida en España en 1936 no ha terminado…. ¡A las Barricadas!”.

Prontamente se hizo ver la respuesta a las distintas expresiones de violencia política por parte del Estado, encabezado por el gobierno socialista de Michelle Bachelet. Tras el ataque explosivo contra la ANI el gobierno advirtió que “la justicia indagará quienes son, que creen que hay otro código; un código distinto al diálogo razonado y civilizado. (…) en Chile los vamos a erradicar y el que insista en ello se enfrentará a la justicia”. Y ese año la respuesta del Estado no se hizo esperar.

Pues fue a partir del ataque con una bomba incendiaria a una de las ventanas del palacio de gobierno, en el marco de una nueva conmemoración del 11 de septiembre, que el Estado dio inicio no solo a una nueva ofensiva represiva, sino que recurrió a las viejas prácticas utilizadas para desarticular a los grupos político-militares, recurriendo a un viejo conocido de principios de los ’90 el entonces subsecretario de Interior, actual Ministro del Interior de Bachelet, Belisario Velasco, para responder por dicho ataque.

Así, la madrugada del 26 de septiembre fue allanada por Carabineros del GOPE la okupa “La Mansión Siniestra” ubicada en el centro de Santiago. Dicho allanamiento resultó ser un festín mediático tras describir el espacio como una “fábrica de bombas molotov”, al mostrar decenas de botellas de vidrio vacías, mucha propaganda anárquica, lienzos, libros y fotografías. Del allanamiento resultaron seis anarquistas detenidxs y procesadxs por asociación ilícita, tenencia de artefactos incendiarios y receptación, pero tras derrumbarse gran parte de las acusaciones, consiguieron salir a la calle.

El trasfondo de dicha jugada represiva estuvo en la utilización de los medios de comunicación como forma de criminalización de los Centros Sociales Okupados, espacios de encuentro, difusión de ideas y prácticas de libertad y resistencia anticapitalista, siendo el primero de muchos hostigamientos mediáticos, policiales y jurídicos en contra de estos espacios y sus ocupantes, hasta el punto que cuatro años más tarde, estos, en las alucinaciones del fiscal Peña, encargado de la operación Salamandra que dio inicio al Caso Bombas, constituyeron verdaderos “centros de poder”, punto al que nos referiremos más adelante.

Sin embargo, la violencia política expresada a través de la furia incontenible de los bombazos no solo no pararía, sino que se intensificaría en los años siguientes a partir de la proliferación de los grupos afines y las ideas insurreccionalistas. Durante el año 2007 se atacaron tres sedes de partidos políticos: la juventud del Partido Socialista, el Partido por la Democracia y la Democracia Cristiana, todos partidos de la coalición de gobierno. El primero de ellos, adjudicado por el grupo Fuerzas Autónomas y Destructivas León Czolgosz, señala:

“(…) Desde los comienzos de esta dictadura ‘democrática’ y capitalista, el partido socialista ha sido el encargado de traicionar, boicotear, encarcelar y asesinar a los jóvenes luchadores de los años 90 en adelante, convirtiéndose en los herederos aplicados de la dictadura militar.

Estos socialistas de partido son los que hoy se jactan de su opresiva labor señalando que su accionar criminal ‘no ha causado ninguna muerte’ desde sus gobiernos concertacionistas: Cristian Castillo, Claudia López, Andrés Soto Pantoja, Alex Lemún, Ariel Antonioletti, Daniel Menco. Todos ellos, son solo algunos de los [que] han caído bajo sus cobardes balas”.

Por otra parte, este año estuvo marcado también por el desarrollo de asaltos a entidades bancarias. El primero fue el asalto al Banco Santander, el 9 de septiembre, mientras que, el segundo al Banco Security, el 18 de octubre. Si bien dichos asaltos no fueron adjudicados, por estas expropiaciones y tras la persecución desatada producto de la muerte del Cabo Luis Moyano, son acusados y condenados varios compañeros tras un largo proceso judicial. En la actualidad, dos de ellos siguen en prisión: Juan Aliste Vega y Marcelo Villarroel.

A su vez, a fin de año, con motivo la conmemoración de los 100 años de la matanza de la Escuela Santa María el 21 de diciembre de 1907, es que durante el mes de diciembre se reivindicaron 3 ataques con explosivos, dos de ellos por el Grupo de ataque anticapitalista mártires de la Escuela de Santa María. El otro, por la Federación Revuelta. Sección antipolicial Antonio Ramón Ramón, que tras el ataque a la 18 Comisaría de Ñuñoa, en su comunicado advertía:

“A 100 años de la masacre de la escuela santa maría de Iquique, grupos autónomos contra el capital y el Estado.
Multipliquemos los bombardeos que destruyen los muros de este podrido mundo.
Fuerza a la destrucción del Estado, fábrica de cadáveres.
Aquí estamos. 100 años después”

En un proceso paralelo, los Centros Sociales comenzaron también a radicalizar sus posiciones ya sea por un proceso reflexivo propio, o bien, empujados por los hechos. Tal es el caso del espacio La Casita ubicada en Pudahuel, luego de la muerte del anarquista Jonny Cariqueo:

“Después de la muerte de Jonny, el proceso de tensionar ideas y cuestionarnos nuestras prácticas, reflexionando lo vivido, nos empujó a dejar atrás distintos conceptos que ya no nos satisfacían, como el de ‘popular’. Comprendimos que es una idea muy vaga o ambigua cuando se busca la confrontación con el poder”.

Jonny fue un compañero anarquista cercano a este Centro Social que murió producto de las torturas policiales, al ser detenido luego de una marcha conmemorativa el día del joven combatiente del año 2008, como represalia directa del poder tras la muerte de un policía en los enfrentamientos del 11 de septiembre pasado, en la misma comuna. Esto llevó a sus compañeros a reivindicar su figura y tener todo un proceso de discusión interna que los llevó a asumir un acercamiento a las ideas y prácticas libertarias.

En ese mismo sentido, la propaganda antiautoritaria de esos años da cuenta también de este proceso. Varias son las publicaciones que discuten ideas y prácticas como la afinidad, la organización informal, la lucha anticarcelaria y la solidaridad con los presxs políticxs, Del mismo modo, los espacios autónomos se conforman como espacios donde se practican estas ideas: la organización es informal y por afinidad, se dan una serie de discusiones y conversatorios de distinta índole, se desarrollan actividades solidarias con lxs presxs y las bibliotecas tienen puntos de acopio para sus encomiendas.

Y los ataques siguen. En el segundo semestre del 2008 se producen la misma cantidad de atentados que en todo el año 2006. Iglesias, bancos, consulados, comisarías y el Club Social de la PDI. La mayoría son reivindicados por grupos que se denominan insurreccionales. Por ejemplo, el atentado al Consulado argentino, fue adjudicado por la Célula insurreccional Ravachol, en directa solidaridad con los compañeros Freddy Fuentevilla y Marcelo Villarroel, detenidos en dicho país luego de pasar a la clandestinidad. En su comunicado se afirma que “(…) La solidaridad deja de ser una palabra cuando esta se materializa en actos de combate, que van directos contra los intereses capitalistas y sus instituciones”.

Con todo, a fines de año se dará un hecho particular, con la adjudicación del doble atentado perpetrado por las Columnas armadas y desalmadas Jean Marc Roullian contra una sucursal de Movistar y la Automotora Derco Center, que denunció la aparición del llamado Frente Anarquista Revolucionario (FAR) organización que aparece a mediados de ese año y que, es cuestionada abiertamente por reivindicar hechos inexistentes con un lenguaje contradictorio y por lo menos, cuestionable.

La muerte de un compañero en acción y la articulación del Caso Bombas

Hasta aquí, la respuesta del poder no pasaba más que por declaraciones de las autoridades repudiando los hechos, al mismo tiempo que presionaba a la fiscalía Oriente, encargada de la investigación, para que hallara a lxs responsables. Por otra parte, se utilizaba el diario el Mercurio como portavoz de las diligencias. Así, por ejemplo, este medio, dirá el 4 de diciembre del año 2008, que “(…) Efectivos de Inteligencia de Carabineros ya tienen detectados a, al menos, cuatro grupos anarquistas ligados a la serie de bombazos efectuados en la capital…”.

Pero el año 2008 finaliza con las declaraciones a la policía de Gustavo Fuentes Aliaga, alias “El Grillo”, conocido traficante de drogas de Macul con Grecia, autodenominado anarquista, detenido tras apuñalar a su pareja la noche del 31 de diciembre. En sus declaraciones afirmó haber realizado algunos ataques con bombas y tener antecedentes para localizar a lxs sospechosxs de estos. Con estos datos, en vísperas de año nuevo, fueron allanadas cinco okupas con la excusa de dar con su paradero. No obstante, al mismo tiempo que se requisaban distintas pertenencias para las indagatorias, todas ellas sin resultados, dicho personaje permanecía en dependencias de la policía. En consecuencia, se abrió una línea investigativa que relacionaba directamente los ataques con los Centros Sociales Okupados.

En la desesperación de la Fiscalía y la prensa por hallar responsables, la tesis anteriormente señalada se reforzó con la muerte del compañero Mauricio Morales, la madrugada del 22 de mayo, al estallar aceleradamente el artefacto explosivo que dirigiría contra la escuela de Gendarmería. Mauricio participaba en distintos Centros Sociales y Bibliotecas Autónomas, la mayoría ocupadas. Por lo que, ese mismo día, nuevamente distintas okupas del centro de la ciudad fueron allanadas. Esta vez un compañero del CSO La Idea fue detenido, luego de que la policía encontrara pólvora en una habitación. Este no fue el caso de la Biblioteca antiautoritaria Sacco y Vanzetti, espacio que resistió al allanamiento en conjunto con lxs anónimxs solidarixs que se agolparon en las afueras hasta la madrugada, resultando de los enfrentamientos 9 compañerxs detenidxs.

A decir de lxs compañerxs de Mauricio Morales, en el libro llamado Mauri… La ofensiva no te olvida:

“Mauri era, es, un compañero anarquista, en realidad aprendiz de anarquista como burlonamente le gustaba llamarse. Un hermano que a lo largo de su vida atravesó por distintas etapas, cruzando tendencias y aristas en la crítica al capital, el Estado y la autoridad. Partidario de la organización social, de la organización de masas, derivó a lo largo de los años en la construcción de planteamientos tendientes a la afinidad y la libre asociación. Ya en el último momento de su vida se consideraba a si mismo como individualista antisocial, abrazando la idea nihilista”.
 
Como un presagio de acontecimientos posteriores el periódico Peste Negra anunciaba la presencia de agentes de la policía y jueces italianos en el país durante el año 2008 a propósito de los ataques con explosivos. Dicha estadía se relaciona con la asesoría prestada acerca de los sucesos represivos ocurridos en Italia con el Caso Cervantes y Marini (por el fiscal Antonio Marini), que luego de 10 años de investigación (1994-2004) terminó condenando a casi una decena de compañeros por asociación subversiva con fines terroristas, tras decenas de ataques a distintas instituciones del Estado y símbolos de la Unión Europea.

Más interesante resulta aún que mucho antes que se concretara el Caso Bombas y la Operación Salamandra que le dio origen, esta publicación tal vez sin vislumbrarlo, publicó en su artículo un extracto de la revista Conspiración editada en España, que analizaba el caso Marini, siendo un claro ejemplo del actuar del poder en Italia y posteriormente en Chile:

“El problema es evidente. El Estado no logra identificar a los responsables materiales de las acciones de ataque producidas en el pasado, así como no les será fácil identificar a los responsables materiales de otras acciones de ataque que sufrirá en el futuro. Viceversa, le es extremadamente fácil conocer quien las sostiene abiertamente. Ante la imposibilidad de detener la acción, al Estado no le queda cosa que intentar inmovilizar la idea, en la vana esperanza de que de esta manera se ponga fin también a la primera.

Las autoridades del Estado inventan entonces la existencia de una organización militar estructurada en dos niveles, uno público y legal al que pertenecerían numerosos anarquistas conocidos por su actividad, el otro, oculto e ilegal, al cual pertenecerían todos los anarquistas ya detenidos por otros motivos, al cual poder atribuir los gestos de revuelta que, por la simplicidad de los medios usados, pueden haber sido cometidos por cualquiera. De este modo se castiga por segunda vez a los anarquistas detenidos, considerados responsables de haber llevado a cabo la acción, y al mismo tiempo se puede reprimir también al que difunde abiertamente la idea. He aquí el porqué de la prisa del fiscal Marini en especificar que no se trata de un proceso a las ideas, cuando en realidad es de esto mismo de lo que se trata. La única cosa compartida por los anarquistas imputados en este proceso es la idea anarquista, y no la militancia en una organización armada específica que por otra parte nunca ha existido”.

Visto de este punto de vista, el Caso Bombas era la crónica de una muerte anunciada. Pero los ataques seguían e incluso eran más osados, como, por ejemplo, el ataque al Club Balthus y al gimnasio Sport Life, el 11 de agosto, o al Hotel Marriot, sucedido el 3 de noviembre, o a la Iglesia de los Sacramentinos el 21 de noviembre, etc. El poder no tenía cómo parar esta ofensiva y tanto la prensa como el gobierno presionan a la fiscalía. De esto da cuenta el diario El Mercurio, en palabras del Ministro del Interior, Patricio Rosende, al afirmar que:

“(…) ya llevamos demasiado tiempo sin resultados concretos; a nosotros nos gustaría que las fiscalías nos proporcionaran o nos pidieran mayores antecedentes. Por su parte, los fiscales insistieron en que hasta ahora, los indicios aportados por la policía uniformada son difusos y no tienen el sustento necesario para conseguir que un juez avale una acusación en contra de determinadas personas”.

No obstante, nuevamente los Centros Sociales fueron atacados por medio de allanamientos, esta vez el 11 de diciembre, bajo pretexto de desarrollarse elecciones presidenciales libre de manifestaciones, pero los objetos allanados y mostrados como evidencia a través de la prensa no eran más que libros, revistas y material político de diversa índole. Desde esta perspectiva, su objetivo era mostrar una vez más la relación entre las okupas y los ataques con explosivos, atacando directamente a estos espacios y con ello, a las ideas y prácticas de libertad.

En este contexto, es que resulta electo como presidente Sebastián Piñera y con el cambio de coalición de gobierno también se propició un cambio en la línea investigativa. Para ello, se cimentó un escenario de críticas a través de la prensa luego del ataque a una sucursal bancaria ubicada a pocas cuadras del domicilio del presidente, a principios de junio de 2010. En respuesta, el nuevo Ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter afirmó que “(…) Creo que en materia de bombas hemos ido con una investigación más lenta de lo que los chilenos necesitan. Le tengo temor de que nos acostumbremos a vivir en una sociedad en la cual se ponen bombas. Yo no quiero que el día de mañana tengamos que lamentar no haber sido más enérgicos y más firmes con este tipo de delincuencia, con este tipo de terrorismo”.

Una semana después el mismo medio anunciaba a Alejandro Peña como el nuevo fiscal encargado del proceso. Si bien este cambio de Fiscalía tuvo un argumento jurídico, en términos políticos el cambio de fiscal representó un sombrío cambio en la línea investigativa que se tradujo en aplicar la figura de asociación ilícita ocupada en contra de organizaciones de narcotraficantes para desarrollarla en contra de los Centros Sociales y los entornos antiautoritarios. Para ello la prensa fue implacable, semanalmente se publicaban listas de sospechosos, se revelaban sus perfiles, creaban líderes ficticios ligados a organizaciones subversivas, etc. Lo que la Fiscalía Oriente no se atrevió a hacer en más de 5 años por falta de pruebas, la Fiscalía Sur lo hizo en menos de dos meses.

El resultado quedó a la vista la madrugada del 14 de agosto de 2010, día en que se desarrolló una de las operaciones represivas más grotescas de los últimos años. 14 compañerxs fueron detenidos en múltiples allanamientos, dando inicio a toda una campaña por la libertad de las compañerxs presxs que terminaría años más tarde con todxs ellxs en la calle. […]

X anónimx

 

Fragmento tomado de ACONTRATIEMPO Revista del Archivo Histórico La Revuelta. Año III. N°3. Segundo Semestre 2020. Santiago, región chilena.

Paolo Schicchi, un ‘vagamundo’ que quiso matar a Malatesta

Entre los vagamundos que nutrieron los orígenes del anarquismo comunista, me gustaría focalizar la atención en la figura de uno de ellos, el siciliano Paolo Schicchi. Un personaje con una vida fascinante y apasionada.[…]

Tras su paso por la universidad fue alistado en el ejército, del cual desertaría en 1889, abandonando el cuerpo de artillería de montaña (Turín) en el cual estaba destinado. Cruzando los Alpes hasta alcanzar la ciudad de Saint Imier, en Suiza, logró escapar de Italia y entró en el mundo de los vagamundos y perseguidos por las leyes de sus países de origen. Tras una breve estancia en Suiza se asentó en París en el contexto de la Exposición Universal. Allí abandonó sus posicionamientos republicanos y aceptó el anarcocomunismo como ideal de lucha. Formó parte de un grupo de estudiantes libertarios y se relacionó con anarquistas destacados como Saverio Merlino, un amigo personal de Malatesta, o el anarcocomunista e ilegalista Luigi Galleani, quien en el siglo XX se haría famoso en Estados Unidos por las acciones y atentados promocionados por su entorno, como el que ocasionó 38 víctimas mortales en la Bolsa de Nueva York en 1920.

Por su notoria implicación en el anarquismo parisino, fue puesto en busca y captura por las fuerzas policiales, lo que provocó un nuevo cambio de aires para nuestro protagonista. Inició tras este momento un fugaz periplo por Malta y Sicilia, en donde publicaría en Catania Il Picconiere. Posteriormente se encontrará su rastro en la ciudad de Marsella, en donde se relacionará con el anarquismo local y dejará fuertes lazos de afinidad. Ante la proximidad del 1º de mayo de 1891 regresó a Sicilia, concretamente la ciudad de Palermo, en donde aprovechó para poner una bomba en un cuartel militar y huir posteriormente a Ginebra, Suiza, uno de los nexos internacionales del anarquismo.

Éste fue su destino inmediatamente anterior a su llegada al llano barcelonés, en donde tenía ya bastantes contactos, especialmente con otros apátridas y vagamundos como él, como fueron los franceses Octavio Jahn y Paul Bernard, con quienes había coincidido antes de que éstos entrasen en territorio español, el primero en València y el segundo en el llano barcelonés.

En Suiza editó los periódicos Pensiero e Dinamite! y La Croce di Savoia, en los cuales Schicchi hizo alegatos en pro de la insurrección, el uso de la dinamita, el genocidio de burgueses y, especialmente, una crítica rotunda contra los planteamientos malatestianos aparecidos en el Congreso de Capolago de enero de 1891, en el cual Schicchi participó, siendo uno de los principales partidarios de la informalidad organizativa. Desde entonces su odio y repulsa por Malatesta llegó hasta el extremo de la obsesión, aunque era un hecho que no chocaba con el carácter apasionado e incendiario de Schicchi.

Perseguido por sus actividades en Suiza, a finales de 1891 se asentó en Barcelona. Su paso por Barcelona fue breve, pero su huella perduró en el tiempo fruto de su fuerte personalidad.[…]

 


 

El conocido anarquista Errico Malatesta llegó a Europa en el verano de 1889 y, al poco de establecerse, puso sobre la mesa unas propuestas encaminadas a la creación de un partido anárquico internacional. Un partido insurreccional y no parlamentario, aunque veladamente público, que sirviese de nexo unificador de la praxis anarquista, al tiempo que dejaba las discusiones sobre los modelos de sociedad futura aparcadas de lado.

A desagrado de los posicionamientos más informalistas del anarcocomunismo, lo cierto fue que a partir de entonces un sector del anarcocomunismo defendió posicionamientos organizativos diferentes. Este hecho fue bastante rompedor en la realidad europea, hasta entonces predominantemente informalista. […]

El punto álgido de las disputas entre anarcocomunistas, a nivel internacional, coincidió con el encuentro en el llano barcelonés de Malatesta y uno de sus más acérrimos contrincantes, Paolo Schicchi. Éste último en el pasado Congreso de Capolago (enero de 1891), se mostró muy crítico con la creación de la sección italiana del partido anarquista internacional, preconizado por Malatesta en 1889. Schicchi llevaba poco tiempo en Barcelona, al parecer huyendo de la represión desencadenada por sus aportaciones propagandísticas y otro tipo de acciones en Suiza. Buscaba en ella refugio, no en vano históricamente se había considerado dicha plaza un sitio en donde el perseguido era poco molestado. Malatesta llegó a Barcelona invitado por el entorno antiadjetivista, con quienes tenía buenas relaciones.

En el contexto de su gira estatal, Malatesta tenía previsto visitar varias localidades como Barcelona, Zaragoza, varias de Euskadi, Valladolid, Madrid o Sevilla. Desgraciadamente, el alzamiento jerezano de enero de 1892 y la consiguiente represión antianarquista que se desató, aconsejó el cancelarla y que Malatesta y algunos de sus promotores, como Pere Esteve o Adrián del Valle, optasen por huir de España. Sin embargo, gran parte de la gira se produjo y los posicionamientos malatestianos se escucharon en Catalunya, Aragón, Euskadi y otras localidades del estado. […]

Parece ser que Schicchi durante su residencia en Barcelona sí que encontró contactos afines entre los anarquistas locales. La radicalidad de sus planteamientos encontraron sinergias entre otros grupos de migrantes, como el originado alrededor del francés Paul Bernard, quien por entonces recientemente también residía en Barcelona. De igual modo encontró apoyo entre italianos partidarios de la informalidad y anarquistas autóctonos, especialmente entre quienes integraron El Revolucionario, precursor inmediato de El Porvenir Anarquista, en donde Schicchi y los suyos protagonizaron uno de los episodios más recordado de la polémica entre malatestianos y antiorganicistas, como fue la serie de descalificaciones mostradas contra Malatesta, y el reto a muerte que el siciliano propuso al insigne padre del anarcocomunismo, ya que en mitad del debate acalorado surgido tras Capolago, de Schicchi se había afirmado que era un provocador o un agente infiltrado.

Su paso por el llano barcelonés fue breve y acabó trágicamente tras ser detenido como un posible autor del atentado de la Plaça Reial en febrero de 1892. Pese a encontrarse con numerosos compañeros anarquistas en una conocida taberna de la calle Gran de Gràcia la noche del atentado, él y los suyos fueron detenidos. La Policía le seguía el rastro desde su llegada al llano, mediante informes de algunos chivatos y por el secuestro de su correspondencia.

Schicchi declaró en un posterior juicio celebrado en Viterbo en el año 1893 que su detención en Barcelona no se sustentaba en ninguna prueba, que fue duramente torturado junto a sus compañeros y que, tras conocer la suerte de la compañera de Paul Bernard, quien murió a consecuencia del trato recibido, decidió vengarse poniendo una bomba contra un edificio relacionado con el gobierno español.

Sobre el aspecto de su compra de la libertad, Renato Souvarine afirmaría que en Barcelona tenía una compañera, Maria Margales, quien mediante colectas y las aportaciones del padre de Schicchi, consiguió sobornar a los carceleros que le custodiaban.

Como Paulí Pallàs o el madrileño Francisco Ruiz, revistió su acto contra el consulado en Génova de un cierto heroísmo que, por ejemplo, faltó en el atentado de la Plaça Reial de 1892, el cual nunca en su vida asumió como propio 227. Cuando intentó poner la bomba en el consulado español, se percató que debajo del inmueble existía una vivienda obrera, con lo que mientras la mecha estaba encendida, el siciliano consiguió antes de que se produjese la explosión retirar varios cartuchos de dinamita, así como las cápsulas de fulminato de mercurio del aparato, produciéndose así únicamente la explosión de la pólvora pírica y algún cartucho que aún quedó montado. Para el código de honor entre anarquistas, su acción en Génova fue muy loable, porque ante su derecho innegable a la venganza, lo rechazó por no hacer daño a una familia trabajadora. Un acto que recordaba mucho al caso que se producirá ese mismo 1893 en Madrid, con el atentado de Francisco Ruiz contra la residencia de Cánovas del Castillo.

Schicchi fue condenado en Viterbo a doce años de presidio por la bomba de Génova y por el atentado contra la caserna militar de 1891. En esos años, apartado de la realidad anarquista, el movimiento no le olvidó, aunque no siempre acorde con lo que supuestamente el italiano pensaba. A las habituales colectas en favor suya, se llegaron a producir intentos de colocarlo en listas electorales de candidaturas fantasma, con el objetivo de lograr su inmunidad parlamentaria. Su reclusión finalizó en 1904, cuando quedó bajo libertad vigilada. Durante esos años perdidos conoció la dura realidad de las cárceles italianas de Oneglia, Alessandria, Pallanza y Orbetello. Tras su liberación, se estableció primero en Collesano hasta que en 1908 se trasladó a Milán, en donde fue director del periódico La Protesta Umana, del grupo anárquico alrededor de Nell Giacomelli y Ettore Molinari.

Pese haber conservado el reconocimiento y la popularidad a inicios del siglo XX, esos años de encierro, originados en gran parte por su activismo en Barcelona, le apartaron de la primera linea anarquista, perdiendo así el entorno más informal del anarcocomunismo a una de sus figuras más carismáticas. Sin embargo, una vez recuperada la libertad, el espíritu optimista y revolucionario de Schicchi volvió a resurgir. Participó en diferentes grupos y periódicos italianos y norteamericanos, en donde sus seguidores se encontraban entre el entorno de los galleanistas.

Más allá de sus labores propagandísticas y participación en acciones, destacó también por fomentar su vertiente artística, siendo el escritor de varias obras literarias de carácter dramático. Por ello logró recibir incluso algún premio literario, demostrando que Schicchi era ante todo una persona sensible y apasionada.

Con el auge del fascismo en Italia fue activo en la lucha antifascista, teniendo contacto con otros conocidos activistas del exilio, como fue la figura del mítico anarquista y expropiador Severino Di Giovanni, un migrante italiano que nutrirá las filas del anarquismo bonaerense […]

En ese contexto antifascista, en el verano de 1930 intentó organizar junto a otros compañeros como Salvatore Renda, de Trapani, y Filippo Gramignano, de Borgo Scita, un movimiento insurreccional antifascista en Sicilia, con el objetivo que fuese la primera piedra de toque de una lucha insurreccional destinada a destruir el fascismo. Otros anarquistas que colaboraron y participaron en los preparativos fueron Paolo Caponetto, el socialista Ignazio Soresi, un tal Francofonte, Vicenzo Mazzone y Lucia Caponetto. Como nota curiosa, tanto Vicenzo Mazzone como Paolo Caponetto lucharon como brigadistas en la Guerra Civil Española.

Tras el fracaso de su plan insurreccional, Schicchi fue juzgado y condenado a prisión. En las cárceles italianas de aquel tiempo conoció a figuras como Gramsci o Sandro Pertini y, al igual que en el encierro originado en 1893, renunció a cualquier medida de gracia o campaña en favor de su libertad. En 1937 pasó a vivir bajo arresto domiciliario, el mismo destino que Malatesta vivió en sus últimos días bajo el influjo del fascismo.

Recobrará la libertad coincidiendo con la liberación aliada de Sicilia en 1943, mientras permanecía ingresado en la clínica de su amigo y compañero el doctor Pasqualino, de Palermo. Ya en un contexto con la guerra en el recuerdo, seguirá colaborando en sus últimos años de vida en nuevos periódicos libertarios o trabajando con Renato Souvarine en estudios históricos, lo que le comportó en su cénit vital, no sin olvidarse del todo algunas de sus controvertidas polémicas pasadas, un gran reconocimiento en la memoria de los anarquistas italianos. Murió el 12 de diciembre de 1950, aunque su rastro sigue presente gracias a los espacios que en Sicilia aún recuerdan su compromiso con la Libertad.

Francisco Fernández Gómez

 

Tomado de «Anarcocomunismo en España (1882-1896). El grupo de “Gràcia” y sus relaciones internacionales. Tesis Doctoral. Francisco de Paula Fernández Gómez. Septiembre 2014»

 

 

 

Un casino en llamas

Los efectos combinados de la epidemia del Coronavirus y las repercusiones de la globalización –sobre la que actúa con creciente peso la carrera desenfrenada por apoderarse de la tierra y de los metales raros, necesarios para la construcción de satélites, la digitalización de la producción y de la sociedad, y la llamada transición energética–, abren escenarios impredecibles. Por un lado, asistimos a una aceleración sin precedentes hacia el control totalitario; por otro, la valorización del capital parece cada vez más frágil, poniendo en tela de juicio directamente al Estado. No sólo las condiciones materiales, la salud y la libertad están decayendo, sino que esto está ocurriendo a través de una experiencia de masas, y a escala internacional. El poder ondea la bandera de la necesidad, pero impera la contingencia.

Probemos sustituir «nocividad» por «epidemia»: «A pesar de todas sus evidentes ventajas como método de gobierno, la proscripción de la conciencia no escatima en la devastación de la sociedad, que en sí se corrompe irreversiblemente. Y cuando pretende actuar como garante de la supervivencia de la humanidad, sólo añade a su habitual irrealismo un simulacro de guerra contra la nocividad, el último truco tramposo en un casino en llamas». Lo que le da cierto aire de final de juego a todo esto, no son las pretendidas «crisis insuperables del capitalismo», sino los límites ecológicos del Planeta, los cuales cada vez son mas difíciles de enmascarar con los avances tecnológicos.

En este escenario, un proyecto revolucionario no puede prescindir del análisis cuidadoso de sus «puntos de aplicación». Y aquí volvemos a la cuestión del espacio público. Por una suerte de paradoja, el municipalismo libertario de Bookchin es una de las referencias del «confederalismo democrático» que experimentan las comunidades kurdas en el contexto de la guerra de guerrillas. Dejemos por un momento de lado cuánto hay de autopromoción del PKK en tal referencia. Nos interesa otra línea de razonamiento. Los ejemplos históricos en los que se fundamentó la propuesta Bookchiniana eran los clubes de la Revolución Francesa, la Comuna y la democracia directa de los Consejos. Hace más de veinte años, alguien señaló que era imposible sacar esos ejemplos de organización federalista de su contexto material y psicológico: el movimiento insurreccional. Sin esa ruptura –continuaba el razonamiento– no se construye ningún espacio real de diálogo en las ciudades del Estado. La idea de una secesión progresiva de la dominación mediante municipios libertarios federados entre sí progresivamente, no es sólo una ilusión que antepone los efectos a las causas, sino también el terreno abierto para cualquier tipo de cogestión institucional. El hecho que Bookchin haya aterrizado en la propuesta de las listas cívicas para presentarse a elecciones municipales, no es un accidente en el camino, ni un ejemplo flagrante de inconsistencia personal: es la conclusión lógica de quienes piensan que el «modelo insurreccional» es un fantasma del pasado, un legado del siglo XIX que impidió la formulación y la práctica de una política libertaria acorde a los tiempos. Ahora, no sólo ese fantasma ha vuelto a vagar por el mundo con creciente frecuencia, sino que bajo su «hechizo» las experiencias de democracia directa que realmente merecen ser criticadas, han tomado forma (las demás se critican a sí mismas por la dañina irrealidad en la que se retuercen). Y la crítica, como vimos antes respecto a los consejos obreros, no puede detenerse en la forma (unanimidad versus mayoría, delegados revocables versus portavoces permanentes, etc.), sino que debe descender al nivel del contenido: que no es tanto en el discurso sino en la práctica donde se transforma la vida, lo que se pone en común más allá de las palabras, la relación entre la autoorganización de la violencia y el diálogo real, los ámbitos sociales que se ven tocados y desbordados por la lucha. En resumen, el grado de irreversibilidad alcanzado por el movimiento.

No es casual que quienes piensan en términos de proyección de «ese dominio público, donde la libertad puede desplegar sus seducciones y convertirse en una realidad tangible», sean, sobre todo, quienes se mantienen más alejados de los choques sociales que permiten su formación. Esa es nuestra limitante, que ciertas fórmulas mágicas («destruir el trabajo», «dinamitar lo existente»…) ayudan a disimular. Ahora bien, si realmente deseamos soltar el vaso, es cuestión de ir más allá de esas fórmulas. Y luego, pensar en el anarquismo, no sólo como una metodología insurreccional –si nos limitamos a eso, no abandonamos el ámbito de la forma– sino como proyecto revolucionario. Como un conjunto articulado de contenidos en constante búsqueda de sus «puntos de aplicación». La práctica de los grupos de afinidad y la coordinación informal, nos indican cómo deben organizarse los compañeros; en el mejor de los casos, nos sugieren cómo intervenir en cierto contexto, a partir de determinados ángulos de ataque, que permiten abrir ciertas brechas; pero en sí mismas –precisamente porque un proyecto requiere de un método, pero no es simplemente un método– permiten que transpire muy poco de la vida por la cual están luchando; por ejemplo: las primeras medidas comunistas que intentan adoptar en un contexto insurreccional.

Massimo Passamani

 

Fragmento de “La palabra y la cosa: a propósito del proyecto revolucionario”; Los Días y las Noches: Rivista anarchica. Número 11. Julio 2020.

 

Traducción Corrispondenze Anarchiche.